Desgano, descontento laboral, profesional, desencanto con la pareja, tristeza inexplicable, conductas como aumento en compras innecesarias, consumo de alcohol o drogas, son algunas de las características que acompañan a la llamada “crisis de la mediana edad”.
La crisis de la mediana edad (CME) fue descrita inicialmente por el psicólogo ELLIOT JAQUES (1965), aquí cabe aclarar que en otro momento y otro lugar pero, por alguna razón el término ha seguido vigente hasta la actualidad, quedando retratada en literatura, el cine y las series: “Cobra Kai”, “Clara y Claire” y  “Fin de semana de locura”, entre otras.

Si bien lo anterior no es considerado una enfermedad o trastorno, se considera una crisis vital, un momento de pasaje de un nivel de funcionamiento y vivencia interna a otro, un momento en la vida de transición normal, que generalmente es vivido por las personas como un momento en la vida de auto cuestionamiento y reflexión. Desde una perspectiva clínica podría ocurrir a partir de algún desencadenante o catalizador concreto, por mencionar algunos:

• Fallecimiento de una persona cercana
• Enfermedad
• Revés económico/financiero
• Crisis de pareja
• Problemática laboral

Un punto aparte de los anteriores que es ineludible es toda la problemática derivada de la situación actual de pandemia por el virus COVID-19; Por dar un ejemplo transitar la enfermedad y tener un ingreso a una unidad de terapia intensiva, enfermedad grave de personas allegadas, impacto económico secundario a  la cuarentena y la dificultad de desempeñar actividades laborales normales.

Lo anterior puede terminar en un reajuste de los propios objetivos de la vida en lo relativo a los diferentes ámbitos, pajera, trabajo, propia salud, por mencionar algunos.


Lo anterior suele ser un disparador que lleva a una respuesta en ocasiones desproporcionada inclusive con la situación que lo origino, en la cual las personas se plantean dudas o preguntas vitales profundas, y algunas veces hasta impacta de forma negativa en el ánimo llevando a buscar la consulta de un profesional de salud mental. 

Sería muy interesante adicionar la perspectiva que tiene la psicología de lo anterior, si bien la pregunta que me gustaría hacer es  ¿Existe algún tipo correlato biológico de lo anterior? o mejor dicho ¿Cuál es la perspectiva de la crisis de la mediana edad desde el cerebro?

Resulta que durante el tránsito de la CME existen ciertos cambios hormonales y cerebrales que están asociados y lo acompañan. Por una parte existe un pico de las hormonas sexuales (Testosterona; Estrógeno) y por otra desde el punto de vista cerebral lo mismo ocurre con el Factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). Ambos proceso parecen ser paralelos y tienen cierto impacto a nivel de funciones cognitivas y estado de ánimo. Cabe aclarar también que no todas las personas experimentan las mismas variaciones, dependiendo obviamente de edad, sexo, variación genética (endofenotipos), así como otros factores que varían de individuo en individuo y se traduzcan en que el proceso no sea exactamente igual.  

Un estudio vincula el descenso de hormonas sexuales y BDNF en mujeres postmenopáusicas mostrando asociación entre funcionamiento cognitivo – memoria de trabajo. En este caso particular se asocia la disminución de la memoria de trabajo como un elemento clave de la función cognitiva. Esto puede ser percibido subjetivamente por la persona como tener mayores olvidos frecuentes y pequeñas confusiones en las actividades cotidianas. 
 
Un tema aparte es el BDNF o factor neurotrófico derivado del cerebro que es una proteína que actúa como un factor de crecimiento y tiene funciones sobre el metabolismo y la plasticidad neuronal. Los niveles de BDNF están siendo estudiados en relación con el trastorno depresivo mayor y existe un interés de su utilización desde el punto de vista farmacológico. Para el caso de la CNE hay muchos trabajos que lo ponen como principal protagonista de este proceso.
 
Los niveles de BDNF están asociados a la función de plasticidad neuronal, actividad clave para el aprendizaje y adaptabilidad a nuevas situaciones, así como también para la memoria. Este Factor suele hacer un pico y disminuir progresivamente sus niveles en el cerebro lo cual tiene un efecto clínico que se traduce en menor capacidad de adaptación, aprendizaje y memoria. Es muy importante tener en cuenta que en la medida en la que las funciones se ejerciten se puede lograr minimizar este efecto.
Por otra parte y ya hablando de trastornos mentales, el descenso del BDNF también está presente en los cuadros depresivos; asociándose a ideación suicida. Se encuentran también descendidos niveles de BDNF en personas con conductas de sedentarismo.

¿Cómo lo prevenimos?

Lo anterior resulta en explicación de mecanismos pero, no nos dice como poder prevenir la situación anterior o de qué manera protegernos de los cambios anímicos y cognitivos asociados a los cambios biológicos que acompañan a la CME.

1- Existe una asociación positiva con el ejercicio físico y el control de la obesidad que funciona como factor protector para el descenso de el BDNF y el efecto de las hormonas sexuales en el cerebro. Se recomienda ejercicio físico de forma regular así como también una dieta saludable y balanceada. (Tener en cuenta que también hay que cuidar la salud de las arterias para cuidarnos del envejecimiento cerebral).

2- Ejercitar las funciones cognitivas, aprender habilidades, leer, escribir, cultivar alguna actividad artística puede ayudar a trabajar esa función de plasticidad cerebral que tanto queremos cuidar. Además de ser excelentes formar muy saludables de manejar ansiedades y mejorar el estado de ánimo.
3- Evitar el consumo excesivo de alcohol, ya que este se ha disparado luego de la pandemia y constituye un factor que produce efectos negativos a nivel cerebral por una parte y además puede terminar por deteriorar las relaciones sociales que también son un factor protector.
4- Buscar en espacios y momentos para tener vínculos sociales profundos y procurar cuidar el ánimo.
5- Existe una asociación demostrada entre el afecto positivo y el metabolismo de glucosa cerebral. Asociación positiva y directa (para límbico, frontal temporo/parietal. El afecto positivo en la mediana edad esta asociado entonces a una mejor salud cerebral en regiones involucradas en el procesamiento afectivo. Lo anterior también es importante al momento de pensar.

Por último es importante mencionar que al transitar un momento personal difícil, consultar con un profesional de salud mental, tanto psicólogo o médico psiquiatra es una muy buena forma de poder asegurarse de que las dificultades que se transitan están dentro de lo esperable y en caso de que no sea así se pueda sugerir algún tipo de tratamiento para poder transitarlas.
Hoy la perspectiva de la salud mental es acompañar a los procesos y mejorar la experiencia de vida desde un lugar positivo, buscando la autonomía y el bienestar de los pacientes, el profesional puede ser un bastón que nos ayude a dar pasos firmes cuando el camino que transitamos se vuelve sinuoso.
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